¿Qué hacemos con nuestro árbol de higo?
Entendiendo la metáfora de Sylvia Plath en "The Bell Jar"
“The Bell Jar” es una novela escrita por Sylvia Plath y publicada en 1963, “narra el desmoronamiento de una mujer que se hunde lentamente, quizá por última vez… Plath introduce magistralmente al lector en el colapso de Esther con tal intensidad que la locura de Esther se vuelve completamente real e incluso racional” GoodReads
Plath compara la vida con un árbol de higo, y sus frutos con las diferentes posibilidades que tenemos, así pues, cada vez que tomamos un camino, los demás se caen del árbol o se marchitan, dejándonos la curiosidad de como “hubieran sabido”.
Este es el extracto que narra la autora para explicarnos su analogía.
Vi que mi vida se ramificaba ante mí como la higuera verde del cuento.
Desde la punta de cada rama, como un higo gordo y morado, un futuro maravilloso me hacía señas y me guiñaba el ojo. Un higo era un marido y un hogar feliz y niños, y otro higo era un poeta famoso y otro higo era un brillante profesor, y otro higo era Ee Gee, el asombroso editor, y otro higo era Europa y África y Sudamérica, y otro higo era Constantino y Sócrates y Atila y un montón de otros amantes con nombres raros y profesiones poco convencionales, y otro higo era una campeona olímpica de tripulación femenina, y más allá y por encima de estos higos había muchos más higos que no podía distinguir. Me vi sentada en la entrepierna de esta higuera, muriéndome de hambre, solo porque no podía decidirme por uno de los higos. Quería todos y cada uno de ellos, pero elegir uno significaba perder todos los demás, y, mientras estaba allí sentado, incapaz de decidirme, los higos empezaron a arrugarse y a ennegrecerse, y, uno a uno, fueron cayendo al suelo a mis pies.
Después de descubrir a la autora, me di cuenta de que las personas en el internet estaban revelando su “big fig tree”, así que comencé a preguntarme, ¿cómo es el proceso de crecimiento de este árbol?
Todo es parte de un ciclo
Estando en el comienzo de mis 20 s es claro para mí. Este árbol se ha ido plantando con los valores y enseñanzas de la familia y el entorno, hasta que llega un momento para muchos polémicos, y para otros de alivio, el decidir a que queremos dedicarnos. Leyendo muchos comentarios en línea, veo que las personas también lo sienten así. De repente miras hacia arriba y ves todos los frutos listos para ser probados. ¿Cuál escoger?, ¿Qué les pasará a los demás?
Como saben del post anterior, los momentos de serenidad no son muchos en mi día a día, y frecuentemente me pierdo justo en estas preguntas, y después de un remolino que pasa rápidamente, logro entender que el árbol siempre estará ahí, y que los frutos cuando se caen, vuelven a crecer, esta vez quizá mejores por la temporada.
Un ejemplo al que siempre vuelvo es como llegue a mi actual piso. Tenía la idea clara de lo que buscaba, pero la realidad del mercado era otra. Ya cansado fui a visitar un piso, la verdad no me gusto a primera vista, pero yo sí a los de la inmobiliaria, así que quedaron en confirmarme. Yo nunca les dije que no me tuvieran en cuenta. El tiempo pasó y no encontraba nada, un día ya aceptando que debía esperar una temporada más, me llamaron y me dijeron que si seguía interesado, ¡casi dos mese después! Programe la firma del contrato sin ir a verlo de nuevo…. Cuando llegue y cerramos todo, ¡me pareció lo más!, ahora no me veo viviendo en otra parte (que no sea una casa en San Telmo por supuesto).
Al no haber aceptado cualquier piso solo por el afán, cuando agarré este “fruto” ya estaba listo para solo firmar y entrar, a veces debemos de dejar caer algunos para que otros mejores nazcan.
Ideas para el día a día
El tiempo es relativo, el proceso es constante: aunque no veamos que la curva sube, sigue alejándose del punto de partida y acercándose a la meta.
¡DIGAMOS QUE NO!, a lo que no nos llena o no estamos 100% seguros, un fruto jugoso nos espera si estiramos un poco más la mano.
Las líneas rectas son aburridas: Así que no tengamos miedo a las curvas, puede que nos lleven a destinos mejores que ni pensamos.
Por último, obviamente hice el tren de pensar cuál es mi “big fig tree”, y aunque puede cambiar, se ve más o menos así.
Con esto terminamos por hoy, déjame saber si haces tú “big fig tree”. Descubre más en Jeroni.Saint Instagram.
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Nos vemos la próxima semana, o antes